ALTER BRIDGE - PALACIO VISTALEGRE (MADRID 7/12/19)
Si hay una banda en excelente forma en el American Hard Rock en los últimos años, esa es, en mi opinión ALTER BRIDGE, con virtuosos instrumentistas, dilatada historia a sus espaldas y una voz absolutamente prodigiosa, tanto en disco como en directo, como la de “the one and only” Myles Kennedy.
Reconozco que soy muy fan de estos norteamericanos, y de toda la mega saga del entorno, léase Guns n´ Roses, Slash con Myles & The Conspirators, Myles en solitario, más acústico y sureño, y en pasado, los extintos Velvet Revolver. Enorme Saga Made in USA!
Alter Bridge (nombre de un puente en su ciudad), de profundo significado simbólico para Mark Tremonti, guitarrista fundador de la banda, son una máquina casi perfecta de hacer buen Rock Yankee, perfectamente engrasada, y con el colosal Myles Kennedy, que además de excelso vocalista, toca destacadamente la guitarra. En la línea de bandas como sus predecesores –y origen de Mark y Scott— Creed, o del estilo de los canadienses Nickelback, pero más duros y afilados, han subido hasta la parte casi superior de los grandes carteles de festivales, y se han afianzado, por todo el planeta, como banda de calidad de referencia del Hard Rock, con potentes y cuidados directos, y guitarras poderosas. En los últimos 3 años (o menos) he tenido el placer de verles 3 veces (con Aerosmith en su última visita; en La Riviera, el día que se fue toda la potencia en el escenario durante un rato, y Diciembre hace escasas fechas, en Vistalegre, show objeto de esta Crónica). Otras 2 veces a Myles, con Slash de GNR & The Conspirators, además de 3 Guns n´ Roses de la actual gira -la cuarta vez será en Sevilla en Mayo-, otra vez en solitario a Myles Kennedy, verano 2018 (Sala But Madrid), y 2 Velvet Revolver para el recuerdo, incluido su estreno brutal en España en La Riviera, en aquellos tiempos. En definitiva, nos están visitando con frecuencia últimamente, y yo nunca fallo a la cita. Esta vez nos llevó de nuevo al recinto madrileño de Vistalegre, con comodidad en pista y las prestaciones habituales para poderse plantear no pasar sed, y poder acudir a los servicios sin que suponga una pérdida trágica de parte del show. Adecuada vista del conjunto y también situación correcta para apreciar los detalles sonoros.
Escenario con más detalles, dimensión, medios y poderío que cualquiera de los anteriores que les hayamos visto en territorio patrio, con multitud de focos, luces y efectos cruzados, y sobre el público (a lo The Who), unidos a cañones on stage y lasers, que crearon fantásticas combinaciones. Pantallas paralelas verticales para proyecciones conjuntas o fraccionadas, algunas, sobre todo las flamígeras, muy a lo W.A.S.P. en su puesta en escena del Golgotha. Me gustó más el despliegue, en el mismo recinto el año anterior, de Nickelback, con Countdown de inicio de show y semicírculo prodigioso a lo Pink Floyd (guardando la enorme distancia), pero show con cánones de calidad y vistosidad de Mark, Myles y sus muchachos.
Arrancan con sonido algo diluido y no demasiada potencia, con un excelso “Wouldn´t you rather”, uno de los tracks de referencia de su último trabajo, lleno de grandes canciones, aclaran ecualización y volumen, y con esa primera descarga, realizan una clara declaración de intenciones, que continúan con “Isolation” y una preciosista “Come to life”.
Las imágenes proyectadas tras ellos en los rectángulos verticales, y el jugoso juego de luces, crean una vistosa y atractiva atmósfera envolvente. Caen “Pay no mind” y la sorpresa del “Native son” del último disco – “Walk the sky”— con tanta maestría en la ejecución instrumental y vocal, como elegancia escénica. Y ya nos tienen atrapados! Myles es todo un maestro y lidera el espectáculo, Mark no le va a la zaga y muestra grados de virtuosismo y buenas poses de rockero duro, con un acompañamiento del bajo y batería absolutamente acompasados, y a la altura de las circunstancias. Brian y Scott (cofundador) no son precisamente mancos! Entre medias de los dos temas nuevos, nos deleitamos con “Ghost of days gone by” y “Broken wings”. La banda acostumbra a variar los Setlists para cada show, en vez de ir como otros a piñón fijo, y cada día ofrece cambios, sorpresas o novedades, alternando también piezas heavies clásicas, con sonidos más experimentales, medios tiempos y baladas muy personales, siempre con la sempiterna voz de Myles que lo llena todo.
Empiezan el tornado con himnos como “Rise today” o “Cry of Achilles” para mi placer y levitación personales, junto a “Waters rising”, con enorme exhibición de Tremonti, y vuelo alto hacia el “Backbird” y el “Fortress”, con el espléndido y aterciopelado “Dying light” en el ínterin, que es el track de cierre del último disco.
Se abre la traca final, con un público enfervorizado, participativo y con caras de felicidad, y haces de lásers de distintos colores ametrallando nuestras cabezas, hasta el paroxismo que estaba por llegar. Luces azules, focos blancos, taburetes altos, guitarras acústicas de Mark y Myles, recinto lleno de luces de móviles con miles de brazos en el aire, y momento de “In loving memory”, y éxtasis colectivo, para conectar la energía exultante con “Blackbird”, hasta el séptimo cielo y más allá.
Cierran el show, en primera instancia con el “Open your eyes”, tema que ya ha cerrado otros conciertos de la banda, y acto seguido nos abraza el tornado fuerza 5 con el super mega clásico “Metalingus”, que atruena poderosa y amenaza el techo del recinto.
La banda se retira momentáneamente entre gritos de júbilo y aclamaciones de fervor, para regalarnos “Godspeed” del último trabajo, y acabar la apoteosis con la que, para mí, es la mejor canción que jamás hayan hecho: “Addicted to pain”, un misil en toda regla, un golpe en la mesa, un tren de alta velocidad con millones de decibelios, el “Painkiller” de Alter Bridge.
Gracias una vez más Señores Kennedy y Tremonti.
Siempre es y será un grato placer.
Long Live USA ROCK!
Y hasta la próxima visita por aquí, o visita mía por allí...
Grandes Alter Bridge.
Carlos Burgos / CjRockenfield
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