Llevaba meses deseando que llegase el evento. Y por fin vi a GHOST, en su gira europea, tras arrasar por tierras norteamericanas. El 11 de Diciembre de 2019 en Madrid, ya está con letras de oro en mi historia de conciertos de Rock, que empezó en los primeros 80s.


Por fortuna hay grupos que, incluso hoy en día, sorprenden al Planeta Rock, y consiguen agitar cimientos y mentes. Bandas que aportan aire fresco, novedad y originalidad, no exentas de grandes dosis de calidad. Bandas que generan opinión. Y esto es grande, le pese a quien le pese. Reconozco que supusieron mi auténtica epifanía del 2019 -lo mismo que me ocurrió, de una forma más intensa y violenta con Carcass en su directo del cierre del Download 2018- y que hay una docena larga de temas de la enigmática banda sueca, que corren por mis venas con claros síntomas de adicción y fruición con cada audición. “Poison running through my veins” que diría el eterno Alice Cooper.


La banda sueca ya lleva una década con su temática e imagen, a cual más peculiares, sacando discos destacados, videos, generando mitos y leyendas, y letras tan polémicas como excelsas y profundas. Añadamos un estado permanente de misterio sobre sus cambiantes integrantes, y la evolución del carismático líder (sobretodo antes de conocerse la identidad de Tobias Forge, que siempre ha sido el alma y la voz del grupo, y el cuerpo y mente de los distintos Papas Emeritus y el Cardenal Copia). Venían, en la fase inmediatamente anterior, de telonear a Metallica, en su “European Leg Part II” -LMFAO! otra de esas giras interminables-, y por fin les tocaba ya encabezar su propio Tour, y devastar ambos lados del Atlántico con un poderoso y atractivo show.


Empezó la previa en el Palacio de los Deportes de Goya (me resisto a llamar al mega recinto legendario con marcas comerciales) con un vistoso ambiente. Numerosas máscaras con los motivos diabólicos de los Ghouls -espíritus fantasmales con presencia física tipo zombies, devoradores de carne muerta-, y gentes varias, de distintas edades, maquillados a lo Emeritus o Copia. Emoción y fervor, y una atmósfera estética previa muy a lo Mercyful Fate o Kiss, como referencias de maquillajes y anonimatos llenos de misterio y thrill.



Música enigmática de iglesia antigua como telón de fondo, para redondear un ambiente singular y único, y telón físico enorme también, para cubrir todo el escenario, que de pronto, se desploma, en cuestión de breves segundos, para iluminar nuestros ojos, e impactar en nuestros oídos, con el brutal y arrollador inicio del show. Vidrieras gigantes catedralicias de fondo, escalinatas en varios niveles, imágenes de los Papas Emeritus escrutándolo todo, cientos de focos que cobran vida, y arropan a la banda y al público como ametralladoras, batería y teclados arriba, y los Ghouls apareciendo inquietos, como puros diablos, con guitarras y bajo, de un lado a otro. Y de pronto, en medio del ciclón escénico desatado, la aparición estelar del líder del lado oscuro –HE IS!, ante el paroxismo desatado de los fervientes fieles allí congregados para tan majestuosa ceremonia!


Satan ! Lucifer ! Osculum Obscenum ! Y nos hierve la sangre!


Tras los acordes previos del Klara Stjärnor y el Miserere Mei, Deus (apréciese el sarcasmo) levitamos con la intro “Ashes”, que da paso a la descarga (y éxito reciente del Prequelle) “Rats”, y la peste negra nos invade, y la pasión se desata entre las tropas infernales. El juego de luces impresiona y hace muy vistoso el show, con cambios frecuentes de ritmos y estética. La banda suena correcta, y aún mejor conforme avanza el espectáculo. Los instrumentistas no van a la zaga, y se aprecia su calidad en directo, y más en concreto sus dos hachas, con virtuosismo y clase en las guitarras.


“Absolution” se abre paso, con Tobias defendiendo su voz, y mostrando movimientos diabólicamente elegantes, con un estilo muy suyo, y una personalidad y presencia estética únicas en el ramo. Continúan con una demoledora “Faith”, una pieza enorme, una de mis favoritas de la noche y de toda su discografía, con un acompañamiento visual en escena que me lleva muy arriba, y un público entregado coreando el estribillo. La fiesta sigue y las caderas y los pies se mueven solos, con “Mary on a cross”, de reciente publicación durante la etapa de directos de la banda, muy preciosista, para dar paso a uno de los momentos de la noche.


Suenan los acordes del “Devil Church”, que desembocan en uno de los duelos de guitarras más originales e intrigantes que he presenciado y escuchado en años. Nada que ver musicalmente con la clásica guerra de mástiles (casi siempre excelsa, y un bastión del heavy metal de siempre!) pero escenográficamente brutal! (algunas de las que he visto en sus actuaciones en USA, son sencillamente memorables). Y llega el primer espasmódico orgasmo, sin anestesia ni aviso previo, con las primeras notas de “Cirice” (sustantivo antiguo para “Iglesia”), probablemente su mejor tema, muy oscuro y muy Black Sabbath, con unos acordes y un ritmo enfermizo, que entra en tu cuerpo y lo exorciza.


La audiencia entra en trance colectivo, el escenario se tiñe de rojo sangre, Tobias Emeritus Copia continúa con sus cambios de vestuario para sus distintos temas y personajes, la ceremonia llega a un punto álgido y la descarga se hace épica. Y por si algún alma todavía no había llegado al éxtasis, sin pausa, nos regalan la excelsa instrumental “Miasma”, tema semánticamente, que no musicalmente ¡muy Carcass!. Esta pieza permite descansar la voz a Tobias -que no es Halford, ni Tate, ni Dio, ni lo pretende, y al que se le nota, en algunas ocasiones, la mucha traca que llevan de directos muy seguidos- y apreciar la calidad y coordinación de los Ghouls, y los mil y un detalles del amplio escenario, con luces ahora blancas potentes, que se alternan con otras muchas variaciones lumínicas del impresionante show.


La aparición del Papa Nihil con su apoteósico saxo, y una vestimenta muy vaticana, sobre la parte alta del escenario, sirve de épico colofón a esta sensacional y única puesta en escena. Me encuentro entre el séptimo infierno y la puerta del frenopático. ¡It´s a mad house!


Tras semejante esplendor, los seres enmascarados despliegan sus artes con una divertida “Ghuleh” -femenino de Ghoul- la Zombie Queen, para abrir camino con el Helvetesfönster sueco a otra apasionante parte del concierto. Cae sin remisión “Spirit”, con ambientación lumínica nueva, al que siguen otros dos clásicos, “From the pinnacle to the pit” y, como no podía faltar, “Ritual”, con los Ghouls danzando y tocando con nitidez y clase, e intercambiando posiciones, gestos y poses sobre tan magnánima ubicación escénica. Para eso acudimos los fervientes seguidores, para celebrar en común unión el Ritual que nos une. Público enfervorizado y ojiplático ante la performance sin par.


Llega de nuevo el turno y protagonismo luciferino con “Satan prayer”, y embriagados ya por el escenario, que seguía bramando toneladas de luz y sonido, con tanta calidad y cantidad como variedad (bravo!), se invoca al Maligno, hasta que suena la clasicista intro de “Year Zero”, con buen sonido e instrumentación.





Nos adentramos hacia el tramo final del show, de aproximadamente dos horas, con los acordes del Spöksonat, que dan paso a la única balada (si es que la podemos denominar así). Otra obra maestra dedicada a los líderes de las sectas destructivas religiosas. Nos referimos por supuesto a “He is”, que pone los pelos de punta desde las notas iniciales de las guitarras. Letras impactantes y prodigiosas, y una cadencia que te atrapa y te enamora, y no te suelta, con una excelente puesta en escena. Y no repuestos aún de ese viaje a los confines del bien y el mal, y hacia la fina línea entre la religión, el abuso y el fanatismo, nos arrasa un tornado de heavy metal clásico, con la demoledora y contundente “Mummy Dust”, sin duda otro trueno ghostiano de mis favoritos, con luces verdes por todas partes, simulando el fundamento del tema, que no es otro que el poder del dinero, de la bestia que lo engulle todo, del maldito billete verde. Es un tema que me vuelve loco, frenético, que me eleva y me hace subir alto. Sin este track no estaría completo un concierto de Ghost.


Y la traca final se llena de luces multicolores, cruzando escenario y público, marcha y ritmo totales, pies imparables, algarabía, gritos de emoción, brazos agitados en el aire, desenfreno y emoción, besos a la bestia que reina ya abrumadoramente en el Palacio de Satán, con miles de papeles dorados de confeti por todas partes. Audiencia histérica, Tobias y Ghouls desenfrenados, descargando una divertida “Kiss the Go-Goat”, una espléndida y ultra bailable “Dance Macabre” y un flamante – y previamente flamígera– “Square Hammer”.


Si no los has visto nunca, no te los pierdas. Discos y temas muy variados, con distintas formas y composiciones, para no aburrirse. Y al contrario que muchas bandas suecas de estos últimos años -buenas canciones, ejecución exquisita, pero luego no recuerdas ningún tema, ni escuchas un disco entero-, GHOST es veneno que se te mete en las venas y en el cerebro, y que no para de martillear. ¡Crean adicción! Líder absolutamente genial y carismático, como su voz (no es un superdotado, es un encantador de serpientes con voz que te envuelve), instrumentistas de primera (rumores de que grandes del rock han pasado anónimamente por sus lineups) y una originalidad estética y conceptual como pocos, acompañada de grandes directos.


Ojala hubiese más hitos sorprendentes en el mundo del Rock como GHOST.


Headbanging & Dancing all in one!


¿Quién da más?



Carlos Burgos / CjRockenfield

Crónicas

Copyright © por WWW.METALZONE.BIZ - (382 Lecturas)