Tras el primer día de Download, del cual me llevé sensaciones estupendas, encarábamos un segundo día lleno de variedad, calidad y que conformaba el plato fuerte del festival, por ser sábado, y por cartel. Llegamos por los pelos al final de la actuación de Graveyard, de quienes no podemos hablar demasiado a pesar de que era una de esas bandas a las que quería ver (cosas de los viajes). Pero pudimos acercarnos a Red Fang, a quienes disfrutamos con un sonido totalmente limpio para su propuesta. Un stoner que a muchos les parece casi de culto, pues fue una de esas actuaciones, a las que, siendo horas de mucho calor, se acercó mucho público. Los de Portland aprovecharon el tiempo a tope, presentando incluso alguna canción nueva (como "Antidote"), estando plenamente comunicativos, en especial Aaron, su vocalista, quien se dirigió al público en todo momento, derrochando carisma. Empezar el show con "Blood Like Cream" es ir a por todas, aunque momentos más pesados como en "Crowns in Swine" (de Whales and Leeches), son los que más movieron al personal, por su ritmo machacón y dado al headbanging. Su sonido auténtico, actitud y entrega, despertó a un público que venía de la siesta, y que espabiló a base de riffeo de primera.



Para Rival Sons estábamos totalmente despiertos, tanto o más que el furioso perro de la portada de Feral Roots, su último discazo, representado en el enorme telón que flanqueaba el stage 2. Empezar con "Back in The Woods" es garantía...¡vaya temazo!. Sonido celestial para mis oídos, que con un volúmen idóneo y la voz de Jay Buchanan al 100% de sus posibilidades, empezaron un show digno de muy pocos. Destreza setentera, calidad y clase...mucha clase, que recordaba a la de unos Led Zeppelin, pero también a la de Black Crowes, por nombra referencias más actuales. El caso es que estaban sonando de auténtico lujo, en especial una batería de Mike Miley, que con un set muy sencillo, dejó toda una lección de cómo tocar la batería sin efectos, llenando todos los espacios posibles.



Si no te mueves con cortes como "Electric Man", es que estás muerto...¡qué energía se gastaron sobre las tablas!. Disfrutando a tope con su show, en el que además, dieron mucha cabida al nuevo álbum...probablemente, uno de los mejores de 2019, y un futuro clásico. Me encantó "Do Your Worst", en el que la sombra de Ian Astbury y The Cult es más que obvia, y que fue, para mi, el momento del concierto. No menos interesantes fueron temas como "Too Bad", también de buena hornada, para terminar su incendiaria actuación con "Keep On Swinging", y demostrando el por qué su nombre resuena tanto en los medios especializados durante los últimos años.



Llegó la hora, y ahí estábamos apelotonados en el escenario principal observando un enorme logotipo de Amon Amarth. Los vikingos solo gozarían de una hora para sorprendernos...¿lo harían?. Por lo pronto, ya me olía la tostada cuando, sobre el casco vikingo de gran envergadura, se elevaba la batería, lo que quería decir que no venían desvestidos precisamente. Salieron a por todas con "The Pursuit of Vikings"...¡menudo sonido!. Johan Hegg en un estado vocal envidiable, y la banda dándolo todo. Un telón enorme, que fue cambiando los motivos conforme avanzaba el show, nos recordaba a los espectáculos de Iron Maiden. Y cuando la pirotecnia hizo aparición en "Deceiver of the Gods", sabíamos que no estábamos ante un concierto festivalero para cumplir. El sonido era perfecto y poderoso, y la situación no podía ser mejor. Estábamos siendo testigos de la mejor aparición de Amon Amarth en nuestro país en años (y eso que la última en La Riviera presentando Deceiver of the Gods, fue descomunal).




Para "First Kill" (de su Jomsviking), la banda ya se había metido al público en el bolsillo, y se respiraba un ambientazo impresionante, que todavía se vió más grandilocuente cuando guerreros salían a escena a pelear espada y escudo en mano mientras sonaba el himno "The Way of Vikings". No paraban las llamaradas, las buenas maneras de Johan y los saltos en temazos como "Crack the Sky" de su nuevo Berserker, que no dejó respiro para la que se nos venía encima. Temazos como el clásico "Death in Fire" o la nueva "Raven's Flight" no dejaron títere con cabeza, pero fue al final, cuando, además de permitirse crear una atmósfera idónea con el logotipo de la banda partido en dos, envuelto en llamas, derrocharon todo el arsenal con las descomunales "Guardians of Asgard" (¡cómo lo pasamos durante el tema!), la épica y festiva "Raise Your Horns", y para terminar, tras un martillazo de Johan sobre uno de los bafles (clásico en los conciertos de Amon Amarth), se desató la locura cuando un enorme dragón se hinchó a ambos lados del escenario, para terminar con un "Twilight of the Thunder God" empapado en fuego, emoción y cerrando la que para servidor fue, sin duda alguna, la actuación más impresionante de los tres días.



Pocas veces he visto a una banda aprovechar tanto 60 minutos en escena, y Amon Amarth, no sólo nos metieron de lleno en su show en ese espacio periodo de tiempo, sino que dejaron un momento para el recuerdo. Deseando que llegue final de año para poder disfrutar de nuevo de su impresionante propuesta. Lo mejor de lo mejor...sin duda.



Y ahora si, el colofón del festival, y una de las actuaciones más esperadas de los últimos años...Slipknot, en víspera del nuevo disco de estudio que verá la luz el próximo mes, aterrizaban sobre el Download para destrozarnos el cuello a todos...y por supuesto, el ambiente previo era obvio. Por goleada, las camisetas ganadoras entre jóvenes y no tanto, pertenecían a la banda, y cuando el telón con el logo de la banda tapaba el escenario, todo el mundo se empezó a morder las uñas, ansioso por recibir a los de Iowa, tras mucho tiempo sin pisar la capital.



Cayó el telón, y con algunas plataformas, alturas, pantallas y los dos set de percusión colocados a ambos lados del escenario a mediana altura, comenzó a sonar "(515)", y la gente empezó a volverse loca en las primeras filas...no era para menos, pues todos sabíamos que "People=Shit" sonaría después. Debates fuera respecto a si nos gustan o no las nuevas indumentarias y máscaras, puedo decir que la banda salió a por todas, dándonos lo que esperábamos...ni más, ni menos. Sonido notable, sin llegar al nivel excelso de Amon Amarth, Corey en un estado vocal impresionante y uno de los triunfadores de la noche...Mick Thomson, que junto a Jim Root, forman un poderosísimo dúo guitarrero de carisma inigualable. El caso es que el calor subió, la gente enloqueció y no hubo marcha atrás.




"(sic)" fue la confirmación de que la banda venía con toda la intención de hacernos vibrar, y la veloz "Get This" puso el festival patas arriba. Ni un respiro, que, adornado por una pasarela móvil (totalmente explotada por Sid Wilson), un juego de luces de diez, fuego y el potente espectáculo de percusión que veíamos sobre nuestras cabezas, conformaban un sensacional combinado para hacer que la actuación de Slipknot no fallase. Y eso que incluyeron "Unstained" en el set, la cual, parece haber calado muy bien entre los fans más puestos en sus movimientos actuales. Pero es sonar "Disasterpiece" y la locura vuelve a desatarse frente a nosotros. Taylor mantiene un nivel vocal y de actividad muy alto, algo que es realmente contagioso, mientras que el resto de músicos crean un muro de sonido difícilmente igualable. Obviamente, cuando suena "Before I Forget", no hay ni un solo ser que no cante su contagioso estribillo.



Fue una orgía musical escuchar "The Heretic Anthem" y Corey jugando con el público, seguida de "Psychosocial", del enorme All Hope Is Gone. Cayeron salvajadas sonoras como "The Devil In I” (una de mis favoritas), "Prosthetics” o “Sulfur”, por destacar algunas, para, con la nueva "All Out Life", presentar unos bises de destrucción masiva compuesta por "Duality", "Spit It Out" (con la que consiguieron que el 90% del público se agachase) y "Surfacing", que resultó ser el cerrojazo a una visita tan esperada como sobresaliente.



Repito...Amon Amarth fueron triunfadores absolutos, pero no resta importancia al imponente, enérgico y frenético show al que nos sometieron Slipknot, quienes se dejaron la piel porque Madrid disfrutase por lo alto de las máscaras más queridas del metal actual.



Y escuchando a Berri Txarrak, acudimos a descansar, pues todavía quedaba una dura y prolífica jornada de grandes sensaciones musicales.





José Rojo

Crónicas

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