A veces uno se pregunta el por qué de la poca asistencia a los conciertos...aunque la respuesta es bastante obvia. Saturación de giras a precios muy altos, estaba cantado...aunque dentro de lo malo, viendo shows como el vivido el pasado 24 de Julio en La Riviera madrileña, hacen que de entre tal amasijo de eventos a cual más caro, te decantes por pagar por ver a uno o a otro. En el caso de Ministry, la elección fué sobre seguro, pues de las últimas veces que han pisado nuestro territorio, todas han sido catalogadas como colosales y si no acordaros de aquella gira de "despedida" en la que la banda derrochó un despampanante espectáculo en el desaparecido Kobetasonik.



3 años después de aquel "adiós" de Al Jourgensen, la banda se presentaba en Madrid con su Defibrilatour 2012, presentando su nuevo disco de estudio, Relapse, que si bien no llega al nivel alcanzado por álbumes como Psalm 69 o The Last Sucker, si que ha servido como excusa a Ministry para sopredendernos de nuevo con su descomunal y particular descarga musical.








De entrada, pudimos disfrutar de Djerv, una banda noruega cuya vocalista femenina fué la atracción del show indiscutiblemente. La banda practica un rock de tintes heavy's, bebiendo de varias ramas del metal, como por ejemplo (según ellos mismos), el black metal. El show se centró en su vocalista Agnete Kjølsrud, una imponente frontman que con una estética al más puro estilo Billy Idol, sobre todo en su estrafalario peinado, dejó a todos los asistentes con ganas de conocer un poquito más de la original formación. La banda, durante todo el show se dedicó a presentar casi en su totalidad y durante 45 minutos su interesante propuesta, con tonos vocales que navegan entre los de unos "No Doubt", a registros mucho más desgarrados. Sólo tienen un álbum de estudio pero se ve que hay tablas...sonido correcto, puesta en escena enorme y unos temas que surgen más efecto en vivo que en estudio. Curioso detalle el de Stian Kårstad, guitarrista de la banda, quien se presentó sobre el escenario con una estética y peinado a lo Richard Kruspe (Rammstein), o al menos eso le pareció a mi compañera...cierto parecido si que tienen, si. En definitiva, una banda perfecta para caldear la sala y dejar a Ministry el público con ganas de música y de buenas vibraciones.



Una pantalla y un par de telones laterales...a Al Jourgensen no le hace falta más para demostrar que es el rey indiscutible de la movida industrial. Bueno si, un "precioso" micrófono a lo Blackie Lawless, capitaneado por una calavera alada, que impone sólo de pensar por quien va a ser utilizado. Un video se ilumina en la pantalla, y vemos al bueno de Al presentando el show a modo de intro...pero no es hasta que sale Jourgensen en persona a escena, cuando las primeras filas ensordecen a los oídos más acostumbrados a tal masacre sonora. Señores...ahí estaba de nuevo el "master", con su sombrero, sus gafas redondas, y una enorme cantidad de piercings y tatuajes, que hace tres años no llevaba (curiosa evolución la sufrida por Al). Ghouldiggers de su último plástico suena como un cañón a punto de disparar, y pensamos "señor Manson...eres un pardillo a comparación de Al"...vaya comienzo!. Ambiente super enfermizo el que intenta crear la banda con su frenético y adrenalínico show....el sonido, super alto (como en todos sus conciertos, ya sea en espacio cerrado, o abierto), y una banda entregadísima al público. Lástima no poder ver a Tommy Victor junto a Ministry en esta ocasión (suponemos que sus Prong le mantienen ocupado en la actualidad), aunque la banda que apoya a Al es sencillamente atronadora.







Continuó el show con No w de su Houses Of The Mole...el público enloquece, y Jourgensen no para de dirigir su terrible mirada a una muchedumbre emocionada de volver a verle sobre los escenarios. Destacar la labor del simpático Sin Quirin, guitarrista que no para de hacer muecas a las primeras filas, y regalar púas durante todo el concierto, tocando a su vez con una precisión de infarto. Sonido demoledor...puesta en escena absoluta, y Al se refiere a Bush con desprecio para descargar Rio Grande Blood, acelerada, aplastante y sangrante...como en su versión de estudio. Seguimos con temática "bush" en Señor Peligro, otro corte que cada vez es más popular entre sus seguidores, al igual que Lies, lies, lies, también del mismo lp. 99 Percenters nos recuerda que Relapse está en el mercado, y que Ministry han vuelto para no dejar títere con cabeza, pero Watch Yourself, de su Last Sucker, ya es una de las favoritas de quien escribe desde hace años, con lo que se podría decir que fué uno de los mejores momentos de la noche (que hubo muchos...).



Life Is Good suena que incluso parece que hay "samplers" sobre el escenario que no deberían estar (aunque fijándose bien en la banda...tocan todo...y no veais cómo!), mientras que Waiting nos vuela a todos el cerebro con sus baterías taladrantes y su repetitivo estribillo. Houses Of The Mole sigue teniendo su representación con otro trallazo como es Worthless, y con Al ofreciendo vino a las primeras filas nos vamos hacia el descanso, no sin antes dejarnos la novedosa Relapse, una poderosa y coreada The Last Sucker (éste álbum será una institución del industrial con los años...al tiempo...), y Khyber Pass.








Tras el descanso, la banda salió a por todas, y por fin, pudimos ver una enorme representación de temas de su obra maestra, Psalm 69, compuesta por N.W.O, la propia Psalm 69, Just One Fix, y también de su magistral The Mind Is a Terrible Thing To Taste, con Thieves y So What...Jourgensen, con todo su "colocón", se permitió el lujo incluso de bajar al foso a saludar persona por persona, hasta que, de un extremo a otro, no se quedase ni un alma sin su apretón de manos. Un señor detalle.



Tras la apabullante traca de clásicos, la banda volvió al escenario tras una breve pausa para dejarnos una enorme versión del United Forces de la banda de Ian y Milano, Stormtroopers Of Death, despidiendosen por todo lo alto tras una hora y 45 minutos, que fueron escandalosamente bien aprovechados por Ministry, sin introducciones innecesarias ni otras pamplinas de las que muchos otros se valen...aquí sólo hubo música, y de la de calidad.








No sabemos si tendremos más Jourgensen en el futuro, ya sea con sus Ministry, sus Revolting Cocks, o alguno de sus proyectos, pero lo que está claro es que si éste hubiese sido su último show, podría despedirse con la cabeza bien alta.



Un 10 para Ministry!.



Crónica realiza por: José Rojo.

Fotografías: Cristina Morales.

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