STRATOVARIUS: LA RIVIERA - 17 DE ENERO DE 2010
Sorpresivo fue llegar a La Riviera con ánimo de ver a una de las bandas más influyentes de los 90 como son Stratovarius, y encontrar un aforo que no llegaba ni a la mitad…y es que tantos conciertos, festivales, precios desorbitados y demás, hacen que conciertos que realmente valen la pena como el que esta noche presenciamos, queden en el más grande de los olvidos, aunque no fuese así para aquellos que pudimos disfrutar del show, ya que la noche brilló con luz propia.
La verdadera lástima fue no poder ver a Tracedown, una banda que pese a su juventud descargaron un show digno de mención, al menos en lo que pudimos ver durante los dos últimos temas que tocaron.
Por suerte, a los que si llegamos a ver fue a los ya veteranos Mystic Prophecy, banda que vaga por la escena defendiendo unos ideales desde hace casi una década, y que hoy por hoy, se han ganado una reputación más que válida dentro de la escena, con un heavy metal clásico acelerado que no desagrada a ningún seguidor del rollo. Hoy la banda venía a presentarnos su nuevo disco de estudio (sexto en su carrera, que se dice pronto), Fireangel, otra declaración más de principios y tópicos que añadir a la estantería con gusto.
La banda salió literalmente a comerse el escenario, en especial su vocalista Liapakis, quien se dejó literalmente la piel, intentando mover al escaso público, y demostrando ser un frontman con muchísimas tablas, y lo hizo con la cañera Across the gates of hell, con un sonido crudo pero pesado, y con la que pudimos headbangear un rato. Buen comienzo, defendiendo su última obra, que vio su continuidad con Master Of Sins y Dark Forces, dos temas del pasado que crearon un buen ambiente entre los asistentes, sin llegar a movilizar al personal. A partir del tercer tema la guitarra de Constantine comenzó a dar una serie de problemas que llevarían al guitarrista a abandonar el escenario de modo forzado, ya que sus esfuerzos técnicos fueron inútiles por arreglar su propio sonido. Lejos de abandonar, la banda continuó su show con una sola guitarra sonando, y cual fue nuestra sorpresa que temas como Demon’s Blood, Sacrifice Me o Evil Empire sonaron profesionales, ultraheavys y con gancho aun con la ausencia de uno de los pilares del sonido de la banda. Con todo el viento en su contra, aún así la banda nos deleitó con una versión divertidísima del eterno clásico de Black Sabbath, Paranoid, dejándonos la sensación de haber visto a una banda entregada, humilde y profesional, con el añadido de haber visto un buen espectáculo de heavy metal.
Ahora era la hora de ver a los Stratovarius “huérfanos”, es decir, sin su creador…algo que pareció ser el mayor impulso para lanzarse a ver a la banda por parte de los asistentes. Allí estaban, con un telón representando su nuevo disco, Polaris, y acompañados de un más bien pobre juego de luces que hizo su función correctamente, pero que tampoco brilló todo lo que debiese en una sala como La Riviera.
Expectación…mucha expectación de cómo sonarían las partes de guitarra de la banda por parte de Matias Kupianen, y nada más comenzar el show con la grandiosa Destiny, nos dimos cuenta de que el joven guitarrista conocía los temas la milímetro, es más, pongo las manos en el fuego por que el músico conocía la carrera de Stratovarius al mínimo detalle, incluso antes de realizar el casting para entrar a tocar con ellos. Enorme comienzo, bordando cada una de las notas, un Kotipelto entregado y llegando a ciertos tonos a los cuales no llegaba durante las últimas giras, y lo que es más importante, una sensación de compenetración buen rollo entre la banda, que nos demostró que Stratovarius han vuelto como banda, no como corporación ni empresa. Hungting High and Low siempre es garantía dentro de los conciertos de la banda, y no faltó, sonando potente, y con el poco público que allí estaba totalmente satisfecho con lo que estaba viendo, aunque eso si, algo parado. El pasado estaba apareciendo demasiado, sin dar cabida al correcto Polaris…y seguimos disfrutando del show con un extra metálico Speed Of Light, donde Matias se defendió a la perfección, pero en la que se le notó un poco más “ahogado” que a Tolkki, algo que no se puede echar en cara al guitarrista, ya que se ha asentado de forma speedica a la banda aportando calidad y técnica. Kiss Of Judas volvió a confirmar que Stratovarius venían a agradar, y esque este tema siempre será un clásico inmortal de los 90 de nuestro rollo.
Por fin, el nuevo album de la banda vio su representación con Deep Unknown, tema que no desentonó en el set, pero que la gente parecía no conocer demasiado a pesar de la calidad que desprendió la formación…increíble G.Michael tras los parches, como siempre, Porra haciendo virguerias con su bajo, y Kotipelto manteniendo un nivel de notable.
Million Light Years volvió a recordarnos la importancia de la banda en la escena durante finales de la pasada década, pues todo el mundo canturreó el tema, mientras que Winter Skies volvió a mostrarnos una nueva composición en directo, sonando compacta y totalmente acorde con el resto de temas, al igual que Forever Is Today, que completó la representación de Polaris en el show, sin desmerecer lo más mínimo. Paradise fue eso…un verdadero paraíso que la banda bordó tras los solos particulares de la banda (eso si, sin despuntar ni el de Jörg, pero tampoco los de Matias, Porra o Johansson. Against The Wind nos acercó al final del show junto con la pegadiza Eagleheart, que levantaron la voz del público de una manera atronadora.
La banda despidió un concierto de gran octanaje con las siempre queridas por los fans Forever (preciosa, como siempre, con un Kotipelto especialmente preciso), Father Time, que fue una de las mas tarareadas de la noche, y como no, para finalizar el recital, el inmortal y genial Black Diamond, con la que la banda nos demostró que tendremos Stratovarius para rato, sin ser una banda de versiones como muchos podrían pensar tras la marcha de Tolkki.
Texto: José Rojo.
La no asignación de Pase Foto a nuestra página, conlleva la imposibilidad de no poder incluir fotos del show, por lo que hemos tenido que hacer uso del archivo de METALZONE para poder completar esta crónica.
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