PAIN + OCEANS + KILLUS - SALA MON (MADRID 21/02/2025)
Apuntaba a ser uno de los grandes conciertos del invierno en Madrid y sin duda lo fue. Ver a la banda de Peter Tägtgren en vivo siempre es un regalo pero si además les acompañan KILLUS y Oceans, el plan parecía perfecto. Con una sala bastante llena iniciaron su descarga KILLUS demostrando una vez más que son una de las mejores bandas de metal industrial de nuestro país. Con un Javi Saggitar soberbio saltaban al escenario los de Villarreal para hacer un repaso de lo más potente de su repertorio. Contundentes, con un sonido impecable y sobre todo con una actitud por parte de todos sus miembros que enseguida conectaron con el público madrileño que tenía ganas de fiesta. Abrieron con “Skeleron of society” para luego ir descargando “Ascending Antichrist”, “Imperator”, una magnifica “Hipocrisy”, con un público entregado a sus pies, para cerrar con la potente “Feel the Monster”, coreada por toda la sala y su particular versión del clásico de ABBA “Gimme Gimme Gimme”. Lo tuvieron todo, una puesta en escena impecable, con sus clásicas vestimentas y maquillajes, un sonido brutal con el apoyo de algunas secuencias electrónicas y sobre todo una actitud que pocas bandas pueden igualar. Un 10 sin duda.
Desgraciadamente, lo que apuntaba a noche épica, enseguida tuvo su momento de valle. Oceans son de esa clase de bandas que intentan contentar a todo el mundo y mucho me temo que al final no consiguen contentar a nadie. Viendo su ahow, no sabes muy bien si estás viendo una banda de metal industrial, que coquetea a veces con el death metal, el metalcore…un batiburrillo de estilos que no acaban de concretar. La banda, muy sobria, con todos los miembros extremadamente estáticos a excepción de su cantante Timo Rotten, que tampoco tuvo su noche. No se le puede negar su tesón en intentar mantener la llama que KILLUS habían encendido. Sus intentos de conectar con el público no dieron resultado, dando pie a una actuación correcta sin más. Defendiéndose con las voces más agresivas, más extremas, pero flaqueando bastante en las partes melódicas de las canciones, no levantaron pasiones entre el personal. El sonido no acompañó en esta tibia actuación que se convirtió en un trámite hasta la espera del plato fuerte.
Lo de Pain fue otro cantar, aunque debo reconocer que tengo sentimientos encontrados. Es innegable que es una banda con un repertorio impresionante, con multitud de himnos que pueden tenerte saltando toda la noche y con un directo francamente bueno. Quizás fuera el cansancio de la larga gira que llevan atravesando y que finalizaban en Madrid, pero la voz de Peter se notaba cansada, obligados a recurrir demasiado al apoyo de voces pregrabados. A veces tan presentes, que restaban ese punto de realidad que debe tener una actuación en vivo. Indiscutiblemente la banda suena muy bien, con una batería que sonaba bastante poco real debido al uso de triggers, y un sonido muy comprimido, hacía perder parte de la agresividad que tenía la banda en su interpretación. Demasiado pulido, demasiado perfecto y demasiado apoyo pregrabado. Sonaron como un disco, pero faltaba dinámica, faltaba ese sonido golpeándote en la cara. Algo que últimamente voy echando en falta en muchos de los conciertos a los que voy. Esa obsesión por sonar como en los discos. Indiscutiblemente Pain sonaron magistrales, pero esto es rock’n’roll, y se agradece un poco de imperfección. Por lo demás, lo dicho, la banda perfecta en la ejecución (a excepción de las voces de Peter, que estuvieron en su justa medida), con un juego de luces verdaderamente impresionante, de los mejores que he visto en una sala y que dotaban el Show de multitud de matices diferentes.
Abrieron con “I just dropped by (to say goodbye)" y la sala se vino abajo. A partir de ahí, el set que venían haciendo a lo largo de toda la gira: “End of the Line”, “Call me”, “Zombie Slam”, “Suicide Machine”… que dio paso a una brutal “Push the pusher”. Luces a negro y uno de los momentos álgidos de la noche con “It’s only them”. De ahí hasta el final del concierto el público no paró de saltar, corear y pasarselo en grande. Dieron bastante cancha a su último álbum I Am tocando “Go with the flow”, “Don’t weak the dead”, “Revolution” o el número top de la noche, “Party in my head”, con lanzamiento de balones de playa al público y cambio de vestuario. Los que ya habéis visto alguna vez a Pain, sabéis que el humor es otro elemento básico en sus shows. Se disfrazaron para ocasión en este tema, y para “Have a Drink on Me”, para la que sorprendentemente se sentaron en taburete, con nuevo cambio de ropa, y cuando todo apuntaba a que harían una versión acústica tocaron el tema tal cual solo que sentados. Presencia alienígena en alguno de sus parones para cambio de vestuario y para terminar “I’m go ing in” y “Shut your Mouth”. No hubo bises. Realmente tampoco hubo mucha comunicación con el público, Peter no es un nombre de muchas palabras. Concluyendo, gran concierto del grupo, repertorio imbatible, ejecución perfecta, pero eché en falta un poco más de calor humano, un poco más de imperfección en definitiva, un poco más de rock’n’roll.
Joaquín Padilla
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