RAGE - SALA REVI LIVE (MADRID 24/9/2023)
Aunque el cartel de la noche era muy interesante, más allá del valor seguro que supone siempre disfrutar de Rage en directo, desde el principio se veía venir que la jornada iba a ser complicada. Una sala maravillosa (de las mejores de Madrid en muchos aspectos), aunque algo retirada del centro, una tarde veraniega que invitaba más a quedarse en una terraza que otra cosa, y un derbi futbolístico de alta graduación, hacía prever una entrada menor a la que un plantel como este debería tener. Y así fue, ni siquiera durante la descarga de los alemanes la sala alcanzó la mitad de su aforo, y es una pena, porque verdaderamente había mucho y bueno que presenciar.
Más allá de la actuación de los grupos, que entraremos más adelante, era una noche para vislumbrar las dos vertientes del rock actual, el pasado y el futuro. Sorprendentemente nos encontrábamos en un “festival” en el que dos de las bandas no llevaban bajista, instrumento que llevaban pre-grabado y que era disparado durante la actuación. La tecnología ha llegado para quedarse y son muchos los artistas que se han decantado por engrandecer su directo llevando pistas grabadas de orquesta, coros, teclados…Quizás esta nueva moda de no llevar bajista sea un poco más difícil de tratar, ya que hablamos de uno de los pilares fundamentales de las formaciones clásicas de rock. Porque no lo olvidemos, de eso se trata. Esto es rock, ya saben, esa pandilla de amigos que se reúnen en un garaje para hacer música rebelde y darle una patada en el culo a la sociedad que le rodea. Si partimos de ahí, la idea de no llevar un bajista se antoja delirante. Por otro lado nos encontramos con unos Rage con un formato absolutamente clásico, de power trio a la vieja usanza, genuinos, auténticos, rock en estado puro. Y ahí viene el dilema (o problema).
Cuando salía de la sala mis planteamientos en origen genuinos, ya no estaban tan claros. Rage sonaron toscos, independientemente del sonido terrible que tuvieron al menos los dos primeros tercios del concierto. Sonaron ásperos, poco cuidados, con poca elegancia, poco detalle, sin florituras, y echando por tierra los maravillosos arreglos en los que se envuelven sus canciones en disco. Es lógico, con solo un guitarrista, no puedes pararte en las melodías, en los detalles, tiene que sonar contundente, y sin guitarra de apoyo eso no se puede hacer a no ser que minimices el sonido a acordes abiertos y mucha saturación. Y las canciones se desvirtúan.
En cambio, Tri State Corner, la banda de su baterista Vassilios "Lucky" Maniatopoulos, nombre de la banda, al margen de su interesantísima propuesta, diferente y ecléctica, y del ramillete de buenas canciones que tiene su discografía, sonaron absolutamente increíbles, impolutos, llenos de matices, de preciosismo. Y sí, ellos llevaban el bajo grabado, y no solo el bajo, también algunos elementos de percusión y algunos teclados. Pero su espectáculo sonó apabullante, solvente, e hizo que muchos de nosotros nos pasasemos por el puesto de merchandising a comprar algún CD. Aquí está el debate. Creo que el rock ha dado un paso hacia delante y debe andar con la cabeza bien alta aprovechando las nuevas tecnologías para sumar en los shows de las bandas, sin complejos. Y digo sumar, no sustituir. Hacer playback llevando la voz grabada (ay Kiske querido...), no. Eso es engañar. Añadir a tu banda algún elemento grabado que enriquezcan el show, sí. Si tus discos están llenos de arreglos y matices, llevarlos al directo como si fueras The Clash no me parece una buena propuesta. Ahí está la dicotomía.
Metiéndonos en materia más a fondo, abrieron la noche los madrileños Embers of Pride que presentaban su último trabajo “Vida“ . Aunque arrancaron con más de 30 minutos de retraso debido a las eternas pruebas de sonido, y a pesar de que mucha parte del público no había llegado o se concentraba en la puerta en la terraza disfrutando de esta tarde apacible a la que hacíamos referencia, salieron con todo. Hicieron un show muy enérgico, apostando por la fiereza en la voz de Zezi Symber, quien ha modulado el carácter de su voz con el paso del tiempo incluyendo screams, y que desde el minuto uno toma el control de la puesta en escena acaparando buena parte de las miradas. Apuesta contundente cargada de riffs muy cañeros, bien ejecutados, y con una actitud notable sobre las tablas por parte de toda la banda que no paro de moverse por el escenario y demostrar que estaban disfrutando con lo que hacían. Buenos temas, buen sonido para ser los encargados de abrir la noche y buena actitud. !Qué más se puede pedir! El público les acogieron como se merecían.
Después llego la que para mí fue la gran sorpresa de la noche: Tri State Corner. Banda formada por el citado Lucky, Christos Eftimiadis a la batería, Ioannis Maniatopoulos al bouzouki y el espectacular Christoph "Brat" Tockz a la guitarra. Hacen una propuesta muy original, algo que se agradece en estos tiempos en los que a veces cuesta encontrar algo diferente entre el tumulto de bandas que emergen constantemente, y que muchas ocasiones son clones unas de otras. Tri State Corner se fundamentan en un metal actual muy melódico que muchas ocasiones podríamos definir como Hard Rock moderno, con estribillos muy pegadizos, canciones muy bien estructuradas, guitarras muy poderosas y con el aderezo de contar como instrumento principal el bouzouki, instrumento griego que para los que no lo conozcáis podría asimilarse a una mandolina, pero con otro timbre. Precisamente es el bouzouki el encargado de hacer todos los solos, las melodías principales y de rellenar las estrofas con grandes arpegios y punteos, y ello, además de darle un carácter racial, tradicional mediterráneo, aporta una diversidad sonora maravillosa que engrandece las canciones. Es una banda con un repertorio espectacular, y sorprende ver como nombre del batería, además de su buen hacer como baterista de Rage, como luego demostraría en el show de los teutónicos, defiende maravillosamente bien las canciones de su banda. No es un cantante de alardes, pero tiene muchísima personalidad, una perfecta afinación y sobre todo una gran actitud en el escenario.
Si todavía no les has escuchado, no dudes en pinchar cualquiera de sus discos (“Historia” es mi preferido, aunque empezar a descubrirles con su último trabajo “Stereotype” es un valor seguro). Derroche de profesionalidad, sonido maravilloso (lástima que no se mantuviera en el resto de la noche), elegancia y perfección en la ejecución. Concierto sobresaliente que el público supo agradecer, entrando poco a poco en la dinámica de las canciones y acabando corriendo algunos de sus temas más representativos como “Sooner or later”, “Hypocrisia” o la impresionante “Run Away”. Estoy deseando de que vuelvan por estas tierras con un show completo.
Continuaba la noche con Dark Embrace, que presentaban su álbum Dark Heavy Metal, lanzado recientemente. Escenario aderezado con varias lonas y paneles que mostraban la impresionante portada del álbum, y servían de atrezo perfecto para la descarga de la banda, que salió arrolladora, con la propuesta más bestia de la noche. Lástima que el sonido se enturbiara en relación a sus antecesores, y no nos dejara apreciar de todos los matices que tiene la banda en estudio. Buena puesta en escena, intentaron meterse al público desde el minuto uno, con Óscar su cantante moviéndose por multitud de registros vocales, demostrando la amplia paleta de colores que tiene su voz, pasando de voces limpias que hace líricas, a voces extremas o súper agudos al más puro estilo Dani Filth, mostrando una versatilidad que sinceramente se echa a veces en falta en el panorma actual. Insisto, lástima del sonido. Tocaron “Time Will Tell”, “Never Seen the Sun”, “Let the Blind to See””, “Life and Legacy” o “Metal is Religion”, convertido en clásico y uno de los temas más celebrados por la audiencia.
Y después llegaron Rage, que dieron un recital para seguidores más acérrimos. Si nunca les hubieras oído, no te habrían enganchado, porque como hemos comentado el sonido no les acompañó y la puesta en escena sin duda no fue la más acertada para defender un repertorio que es historia viva del heavy metal europeo. Es cierto que su guitarrista Jean Bormann es solvente y tiene una imagen increíble, además de una gran puesta en escena (incluso diría que ha tomado las riendas de frontman, sin parar de moverse por todo el escenario y arengando al público constantemente), pero no es Victor Smolski. Peavy, que no vamos a descubrir a estas alturas, estuvo a un alto nivel vocalmente como suele ser habitual en él, aunque con un sonido terrorífico en el bajo. Disfrutaron, se les veía sonrientes, agradecidos por tener un puñado de fieles que no pararon de corear los temas, pero no fue, ni de lejos, la gran noche que todos esperamos. Si a eso le añadimos que el repertorio sobre todo estaba basado en clásicos de su primera época, lo dicho, el concierto fue manjar sólo para sus incondicionales. Sonaron “Great old Ones”, “Solitary Man”, “Nevermore”, “Refuge”, “Back in Time”… lo dicho, muchos clásicos. Era todo tan revival que uno de los momentos para recordar de la noche se produjo cuandoo Peavy invita a la batería a Christos Efthimiadis durante "Shadow Out of Time" de Black in Mind. Reencuentro de viejos camaradas que se alargaría también durante “End of All Days”. Otro momento para los nostálgicos. Y poco más, porque el concierto fue más corto incluso que en otras ciudades españolas, desconocemos si por le retraso que traían acumulado o por el poco aforo. Acabaron con “Don’t Fear the Winter” y cómo no, con “Higher than the sky”, coroada por todos los presentes. No fue una actuación que pasará a la historia, pero siempre es un placer ver a las leyendas en vivo.
Joaquín Padilla
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