Artista: Judas Priest
Álbum: Invincible Shield
Sello: Sony Music
Seis años después del seminal Firepower, una situación similar a la de aquel año de edición, que se presentaba complicada para el desarrollo de aquel lanzamiento, como es la enfermedad de Glenn Tipton, pero un equipo de músicos que ya pueden mirarse a los ojos y, sin decir nada, entenderse, han llegado a un punto clave en la carrera de Judas Priest. El punto en el que la banda, en un momento dado y glorioso, viendo el resultado, después de un correctísimo Redeemer of Souls y el fantástico nombrado, no baje la guardia ante la aprobación de masas...pero sinceramente, considerando la discografía de los ingleses como un diamante inquebrantable, ni yo mismo, que guardo una fe absoluta en la sangre más reciente del sacerdote, proporcionada principalmente por Richie Faulker, y un supuestamente secundario Andy Sneap, podía llegar a pensar que en 2024, ni por lo más remoto, la banda publicaría un álbum tan incontestable, sólido, bien grabado, plagado de hits y netamente metálico como lo es Invincible Shield, porque así os lo digo...¡dentro de 20 años, adorarás este álbum si no lo haces ya!.
No me gusta sentenciar un álbum al inicio de una review, pero es tal la emoción que me invade tan pronto como empieza a sonar la "futurista" intro de "Panic Attack", que al atacar los inmensos riffs del inicio, ya te levantas de la silla. Sin ser el tema más espectacular del trabajo, ya es puro presagio de que Priest han ido a por todas. Esos elementos de teclado que recuerdan a Turbo, y la voz...¡qué voz!. Rob, a sus 72 años, ha sabido adaptarse a su anatomía y posibilidades de la mejor de las maneras, sin escatimar en recursos, giros, elegancia y potencia. La producción es una exquisitez, muy similar a la de Firepower, con cada elemento sonando como una cuchilla, con contundencia, cristalino...¡de diez!. Obviamente no puedo sino arrodillarme ante el trabajo de Mr. Travis, y como no, la increíble labor compositiva de Faulkner, que se ha marcado unos solos tan cargados de puro Judas, que nada tienen que envidiar a los clásicos. No se me vaya a enfadar nadie por tales declaraciones, pero es que sigues la escucha con "The Serpent and the King", y no solo se te desencaja la mandíbula con los agudos de Rob, sino que instrumentalmente hablando, además de estar muy cerca del sonido Painkiller que todo el mundo reclama, los riffs, solos, giros vocales, estribillo y matices, son de otro planeta. Nada al alcance de los mortales, amigos.
Cuando empieza "Invincible Shield" ya estás saboreando la victoria, pues volvemos a masticar el sonido clásico de Judas Priest. Ya puedes imaginar a Hill clavado en su metro cuadrado, las guitarras doblándose y Halford paseándose por el escenario intentando que, aquellos que no se hayan convertido al heavy metal, lo hagan ya. Otro riff estratosférico, dinamismo, otro estribillo memorable, guitarras dobladas soleando y un puente metálico a más no poder. Más pausada, pero con reminiscencias más clásicas en la voz, "Devil in Disguise" podría ser uno de los grandes temas de un British Steel, sin otra pretensión que la de hacernos sentir orgullosos del monstruo en el que se ha convertido la banda, y que sigue siendo hoy día, alimentándolo con álbumes como este. La sucesión de rockeros riffs, el estribillo y la cadencia de la canción, son sensacionales, pero aquí Rob, sin sacar a paseo sus agudos, nos deja una de sus mejores interpretaciones, aunque...¡espera!. La de "Gates of Hell" le rejuvenece 30 años, y nos regala otro tema que, si bien podría haber pertenecido a su carrera en solitario, contiene un contagioso, pegajoso y excepcional estribillo, acompañado de la guitarra de Faulkner dibujándolo tras él, en un corte más de carretera, desenfadado, pero igualmente increíble.
Me hago mayor, y después de los tres millones de veces que pude pinchar "Never the Heroes" de su anterior lp, o "Worth Fighting For" del Angel of Retribution en su momento, tocaba que el medio tiempo del álbum no fuese tan sumamente brillante...pero, qué equivocado estaba. "Crown of Horns", desde el bonito solo del inicio, me eriza la piel, pero es ese Travis marcando con su batería, y esa cadencia especial, la que hace que cuando abre la boca Rob, convierta al tema, ipsofacto, en top absoluto del álbum. Una maravilla del género grabada cincuenta años después de la formación de la banda...¿no os parece una proeza y un regalo a la vez?. Disfrutad de piezas como esta todo lo que podáis, o del riff inicial de "As God is My Witness", que mantiene toda la esencia de clásicos como "Leather Rebel", y que ofrece, además de una estupenda letra, unos detalles de producción increíbles, como ese final de la frase "No forgiveness for their sins...", en la que la voz de Halford repite la última palabra en bucle, antes de la explosión de solos...¡de locos!. Para no parar de escuchar, y no pestañear.
Si has llegado hasta aquí, ya estarás deseando escuchar el álbum (si no lo has hecho), y reescucharlo si tienes posibilidad en este momento. El inicio de "Trial By Fire" al más puro estilo "Judas Rising" es oro puro, pues el tema mantiene un poco ese halo post-reunión, que al menos a mí, me encanta, mientras que "Escape From Reality" nos retrotrae, en sus formas, pesadez y espíritu, a Fight, presentando un puente en el que casi podría parecer que la voz de Rob emula a la de Ozzy, a través de un pasaje realmente espectacular. Para no dejar que la marea baje, "Sons of Thunder" es una maravilla para levantar el puño en su estribillo, sin más pretensión e intención. Sin embargo, intencionado es un final apocalíptico como el de "Giants in the Sky", en la que Rob emula sus tonos vocales setenteros, para regalarnos un interludio acústico descomunal a mitad de tema, que sirve para coronar un álbum que catalogo, dadas las circunstancias, como perfecto. Ni le quitaría, ni le pondría nada, pues Priest lo han vuelto a hacer. Han añadido un nuevo álbum clásico a su extensa discografía...y eso que Firepower ya estaba en mi ranking personal. Ahora ya no puedo elegir entre papá o mamá.
*La edición deluxe incluye tres temas extra que, increíblemente, han quedado fuera del grueso del álbum, supongo que por espacio en la edición vinilo. "Fight For Your Life" es crema pastelera, "Vicious Circle" un trallazo de heavy metal, y "Vengeance is Mine" una sorpresa inesperada, con un Halford de nuevo pletórico y una estructura nada convencional, pero muy acorde a Judas Priest. Pero no quiero seguir haciendo spoiler de una de las maravillas del 2024...¡compra y disfruta!. Y si es con los tres bonus tracks, mejor que mejor. ¡Priest is Back!.
José Rojo